Travel 2018
Mi sueño de descubrir el mundo creo que empezó cuando viajé a Ecuador con un proyecto universitario de la ONU. Antes de aquella experiencia en 2006, mi mayor ilusión era regresar, el sueño de casi todo emigrante. Regresar a su tierra y recuperar todo aquello que dejó. Pensaba entonces que regresaría para compartir fiestas familiares que me estaba perdiendo, ser la mejor amiga de mis primas y salir con mi hermana a hacer ejercicios todos los domingos antes de la misa. La experiencia en Ecuador aquel 2006 dejó en mi la semilla de descubrir aquellos lugares donde pudiera contribuir.
Descubrir un lugar tiene mucho mayor significado para mi que visitar. Descubrir es otro nivel de conocer un lugar, es interactuar con su gente, vivir su cultura, es amar su riqueza. Descubrir un lugar para mi es crecer como persona, en mi camino de conocerme como mujer. Para mi cada nuevo kilometro de viaje es un mundo. A personas como yo "inmigrante, ecuatoriana, mujer" las probabilidades de agarrar camino y volar son menos, y las barreras son mas. Otro día puedo hablar de esto. Y cada vez que puedo llegar a un lugar nuevo, siento detras de mi generaciones de mujeres que me empujan. Es increible.
Empecé a descubrir en España 2007, mas de una década después de nuestra migración, cuando un par de nuevas amigas y yo fuimos a Oliva, una playa en Valencia. Entonces aprendí a confiar en dos personas que simplemente me querían como soy, no se esforzaban en "hacerme sentir bien" sino que simplemente compartieron su ser mujer conmigo. Comimos paella, tomamos el sol, nos quemamos y nos reímos mucho.
Continué con Marruecos 2008, aquél viaje fue mágico, el significado para mi fue el de perder el miedo a la gente. Fuimos un grupo de 15 personas, 15 amigos. 15!!! Y sobreviví mis miedos, y amé su hermosa cultura y los bellos paisajes de Imlil.
Y después vino Ecuador 2009, Nueva York 2009, Baltimore 2011, Mexico 2015, una visita fugaz, que corroboró mi reticencia por los grandes complejos turísticos, y el daño que llegan a hacer a la comunidad. Londres 2015 (la primera visita de mami) y Bristol 2017 mi primera navidad sola con mis hermanos. Este viaje fue de los mas profundos sin duda. Mis hermanos y yo, como pasara en muchas familias, crecimos juntos, vivimos juntos por muchos años, pero nunca tuvimos la oportunidad de compartir a ese nivel. Recuerdo esa navidad descubrí que todos esos años de convivencia me la pase trabajando, me di cuenta que había muchas cosas de mis hermanos que no sabia, me sentí como una extraña. En mi mente es como una nube oscura, no hay luz no veo que paso. Mientras escribo se me hace un nudo en la garganta. Creo que debe ser algo de las familias migrantes, cuando el mayor de los hermanos es una chica en la que cargan la responsabilidad de sus hermanos. Esa navidad del 2017 me di cuenta que cuando iba a recoger a mis hermanos a la escuela era su cuidadora, no jugaba con ellos como para conocerles, me di cuenta que mientras crecíamos yo trabajaba, no tengo memorias con ellos, los tres haciendo cosas. Bueno y lloro, porque tal vez esa parte de mi vida paso fugaz, o muy lento. Mis hermanos hablaban de cosas que yo no recordaba. Esa navidad fue la presentación a dos personas con quienes crecí, pero no conocía. Llore tanto, lloro aun. Llorar sana, conectar con personas a las que amas tanto siempre es sanador.
Por fin, Cuba 2018 (gente y salsa), un viaje en el que volvi a descubrir-me otra vez. Vereis, en Cuba quería conocer los estragos de su pueblo por la resistencia, por el bloqueo, por el gobierno. Yo siempre preguntándome "que piensa o que siente la gente cuando ve llegar visitantes?". Un plato de comida para un turista en Habana, cuesta lo mismo o mas que un salario mensual cubano. Doloroso. Un golpe de realidad.
Y regrese a Ecuador 2018, con una de mis mejores amigas. Una chica blanca y alta. Fue todo un hit en mi pueblo, algunos me preguntaba si yo era su guía turístico, lo que prueba que personas como yo tienen menos probabilidades de viajar, porque somos las guías turísticos. Fue maravilloso porque con mi amiga llegamos a rincones en los que nunca estuve, porque la mente se abre cuando compartes tu historia.
Mientras hago frente a mi ansiedad y depresión, 2019 se presento con viajes cortos. Llegue a Virginia por primera vez, Shennandoah! Esas millas las hice con mi hermano, mi corazón. Mientras respiraba mi ansiedad, y pensaba lo bien que me hacen los kilómetros en mis botas. Me pidió que hiciera mas de esos kilómetros, que me cuidara mas porque no te mereces cargar con la ansiedad. Y si empece a caminar mas!
Para mi viajar es levantarse y caminar, moverse Up and Forward.
La moraleja es que no importa cuan corto sea el viaje, ni a donde te lleve. Lo que merece la pena son los kilómetros que recorren tus botas, porque en cada kilómetro te descubres en lo que ves alrededor.
Mi sueño de descubrir el mundo creo que empezó cuando viajé a Ecuador con un proyecto universitario de la ONU. Antes de aquella experiencia en 2006, mi mayor ilusión era regresar, el sueño de casi todo emigrante. Regresar a su tierra y recuperar todo aquello que dejó. Pensaba entonces que regresaría para compartir fiestas familiares que me estaba perdiendo, ser la mejor amiga de mis primas y salir con mi hermana a hacer ejercicios todos los domingos antes de la misa. La experiencia en Ecuador aquel 2006 dejó en mi la semilla de descubrir aquellos lugares donde pudiera contribuir.
Descubrir un lugar tiene mucho mayor significado para mi que visitar. Descubrir es otro nivel de conocer un lugar, es interactuar con su gente, vivir su cultura, es amar su riqueza. Descubrir un lugar para mi es crecer como persona, en mi camino de conocerme como mujer. Para mi cada nuevo kilometro de viaje es un mundo. A personas como yo "inmigrante, ecuatoriana, mujer" las probabilidades de agarrar camino y volar son menos, y las barreras son mas. Otro día puedo hablar de esto. Y cada vez que puedo llegar a un lugar nuevo, siento detras de mi generaciones de mujeres que me empujan. Es increible.
Empecé a descubrir en España 2007, mas de una década después de nuestra migración, cuando un par de nuevas amigas y yo fuimos a Oliva, una playa en Valencia. Entonces aprendí a confiar en dos personas que simplemente me querían como soy, no se esforzaban en "hacerme sentir bien" sino que simplemente compartieron su ser mujer conmigo. Comimos paella, tomamos el sol, nos quemamos y nos reímos mucho.
Continué con Marruecos 2008, aquél viaje fue mágico, el significado para mi fue el de perder el miedo a la gente. Fuimos un grupo de 15 personas, 15 amigos. 15!!! Y sobreviví mis miedos, y amé su hermosa cultura y los bellos paisajes de Imlil.
Y después vino Ecuador 2009, Nueva York 2009, Baltimore 2011, Mexico 2015, una visita fugaz, que corroboró mi reticencia por los grandes complejos turísticos, y el daño que llegan a hacer a la comunidad. Londres 2015 (la primera visita de mami) y Bristol 2017 mi primera navidad sola con mis hermanos. Este viaje fue de los mas profundos sin duda. Mis hermanos y yo, como pasara en muchas familias, crecimos juntos, vivimos juntos por muchos años, pero nunca tuvimos la oportunidad de compartir a ese nivel. Recuerdo esa navidad descubrí que todos esos años de convivencia me la pase trabajando, me di cuenta que había muchas cosas de mis hermanos que no sabia, me sentí como una extraña. En mi mente es como una nube oscura, no hay luz no veo que paso. Mientras escribo se me hace un nudo en la garganta. Creo que debe ser algo de las familias migrantes, cuando el mayor de los hermanos es una chica en la que cargan la responsabilidad de sus hermanos. Esa navidad del 2017 me di cuenta que cuando iba a recoger a mis hermanos a la escuela era su cuidadora, no jugaba con ellos como para conocerles, me di cuenta que mientras crecíamos yo trabajaba, no tengo memorias con ellos, los tres haciendo cosas. Bueno y lloro, porque tal vez esa parte de mi vida paso fugaz, o muy lento. Mis hermanos hablaban de cosas que yo no recordaba. Esa navidad fue la presentación a dos personas con quienes crecí, pero no conocía. Llore tanto, lloro aun. Llorar sana, conectar con personas a las que amas tanto siempre es sanador.
Por fin, Cuba 2018 (gente y salsa), un viaje en el que volvi a descubrir-me otra vez. Vereis, en Cuba quería conocer los estragos de su pueblo por la resistencia, por el bloqueo, por el gobierno. Yo siempre preguntándome "que piensa o que siente la gente cuando ve llegar visitantes?". Un plato de comida para un turista en Habana, cuesta lo mismo o mas que un salario mensual cubano. Doloroso. Un golpe de realidad.
Y regrese a Ecuador 2018, con una de mis mejores amigas. Una chica blanca y alta. Fue todo un hit en mi pueblo, algunos me preguntaba si yo era su guía turístico, lo que prueba que personas como yo tienen menos probabilidades de viajar, porque somos las guías turísticos. Fue maravilloso porque con mi amiga llegamos a rincones en los que nunca estuve, porque la mente se abre cuando compartes tu historia.
Mientras hago frente a mi ansiedad y depresión, 2019 se presento con viajes cortos. Llegue a Virginia por primera vez, Shennandoah! Esas millas las hice con mi hermano, mi corazón. Mientras respiraba mi ansiedad, y pensaba lo bien que me hacen los kilómetros en mis botas. Me pidió que hiciera mas de esos kilómetros, que me cuidara mas porque no te mereces cargar con la ansiedad. Y si empece a caminar mas!
Para mi viajar es levantarse y caminar, moverse Up and Forward.
La moraleja es que no importa cuan corto sea el viaje, ni a donde te lleve. Lo que merece la pena son los kilómetros que recorren tus botas, porque en cada kilómetro te descubres en lo que ves alrededor.
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